Entrenamiento

La figura del entrenador (I)

A muchas personas el entrenador les parece una figura moderna de poco relieve y discuten su necesidad. Ciertamente estos criterios no merecen demasiados comentarios, ya que si negamos la importancia del maestro, del pedagogo, del profesor, o cualquier profesional que resulte imprescindible en el desarrollo y formación de la humanidad, no sé qué podemos esperar del futuro.

Por otro lado y con mayor respeto, debemos decir a estos detractores que si la admirable cerámica griega aporta un testimonio plástico de saltadores, corredores, lanzadores en acción, también en tales vasijas y platos aparece la figura de un hombre en pie, apoyado en una larga vara, observando a los atletas con cara adusta y mirada crítica: eran los entrenadores.

En nuestra escuela, por norma, todos los entrenadores deben de estar titulados para poder dirigir un equipo, y es que, hoy en día todas las escuelas de fútbol deberían de tener entrenador@s formados, titul@s, capacitados y con una gran vocación.

Consideramos que el entrenador de fútbol tiene que ser, o haber jugado al fútbol. El hecho de haber jugado no nos hace ser buenos entrenadores; debido a que se necesitan ciertas cualidades innatas y otras virtudes que hay que ir adquiriendo con la experiencia y el estudio. Ahora bien, aquellos que no han practicado el fútbol, no pueden entender las nociones de anticipación, astucia, picardía, imaginación, y sincronización de los movimientos.

El conocimiento íntimo y profundo del juego constituye la condición primaria y mayoritaria de la capacidad del entrenador para su enseñanza.                                                                                                                                       

Por otro lado el conocimiento intimo y profundo del juego (gestos, juzgamiento de las situaciones de colocación y desplazamientos, anticipación y, sobre todo, la creación del juego),  constituye la condición primaria y mayoritaria de la capacidad de su enseñanza, y esto jamás lo podrán enseñar aquellos que nunca lo han practicado con un cierto nivel técnico-táctico.

Nosotros consideramos que lo primordial en el entrenador es saber en qué puesto puede jugar, que defectos tiene y como se le puede corregir. Naturalmente, en el aspecto táctico, saber componer el mejor equipo y durante el partido darse cuenta de cómo transcurre este en cuanto al juego y sobre la marcha, tomar las medidas correctoras (cambios de jugadores, permutas de posiciones, variar algún marcaje, alterar el plan de juego, etc., etc.).

Hoy en día un entrenador debe tener conocimientos de médicos, la aptitud de la enseñanza de un pedagogo  –“tan importante es saber cómo poder enseñar”- , el don de mando de un ejecutivo empresarial y la sabiduría de en experimentado psicólogo.

En un deporte en el que existe una gran tolerancia y transigencia para los empleados, técnicos y directivos, el entrenador percibe y recibe una enorme y tremenda exigencia, sabiendo que constantemente está amenazado y criticado. Al unisonó es tratado como “el tonto”  de este mundo del futbol (lo cual es muy poco coherente). Si son tan bobos, ¿Por qué se espera tanto de ellos?

¿Realmente están considerados?

 

2 comentarios
  1. José

    Muy buen artículo!. La necesidad de trasmitir los conocimientos adquiridos con los años, es un regalo para generaciones venideras.

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