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Se me ha subido la bola del gemelo – ¿Y ahora qué hago?

Una prometedora carrera hacia la portería del equipo contrario puede verse drásticamente interrumpida por un fuerte dolor en nuestra pantorrilla. Solemos describirlo con frases tales como «se me ha subido la bola del gemelo», «se me ha montado el músculo» o «me ha dado un tirón».

Estas descripciones corresponden a lo que sentimos o a lo que vemos, ya que esta situación tan común en deportistas no solo se hace notar a través del dolor, sino que también provoca un cambio muy particular en nuestro cuerpo: la concentración del músculo de la pantorrilla en la parte superior de la pierna. De esta forma, al tocarlo lo percibimos mucho más duro y voluminoso.

Pero, ¿qué es lo que ocurre en nuestro cuerpo cuando esto sucede? ¿Cuál es el verdadero nombre de este doloroso proceso fisiológico? ¿Solo ocurre en el gemelo? ¿Podemos hacer algo para prevenir que aparezca?

En este artículo te contamos todo esto y mucho más acerca de la bola del gemelo.

¿Es correcto decir que se sube la bola del gemelo?

Decir que se nos ha subido la bola del gemelo es una expresión coloquial. Esto significa que nos daremos entender con respecto a lo que nos está sucediendo, pero el nombre correcto es calambre muscular.

El calambre muscular consiste en una contracción o un espasmo que tiene lugar en el músculo de forma repentina. Dicha contracción es completamente involuntaria. Al contrario de lo que podemos llegar a creer acerca de los calambres, no son exclusivos del gemelo, sino que pueden desencadenarse en las siguientes partes del cuerpo:

  • Muslos
  • Brazos
  • Manos
  • Pies
  • Tórax
  • Abdomen

No obstante, más del 80 % de los calambres ocurren en las pantorrillas y en los dedos de los pies.

¿Los calambres solo ocurren cuando nos estamos ejercitando?

No. Si bien es posible que esta contracción muscular aparezca durante el ejercicio y nos obligue a detenernos, lo más habitual es que se manifieste después de la sesión de entrenamiento físico, cuando nos encontramos en reposo o mientras dormimos.

Los calambres musculares son más habituales en personas de edad media, puesto que el paso del tiempo es una de las causas que detonan su aparición. Sin embargo, los niños también suelen sufrirlos, aunque las causas que se los generan muchas veces son diferentes.

 

Causas de los calambres en los niños

                Calor

Dentro de las emergencias ocasionadas por golpes de calor, los calambres son el primer peldaño en la escala de gravedad. Si bien no representan un peligro potencial, sí nos indican que se ha producido en el cuerpo un efecto que debemos revertir. Cuando se sube la bola del gemelo o tiene lugar cualquier otro calambre en un niño debido al intenso calor, significa que el organismo ha sufrido una dramática pérdida de sal como consecuencia del exceso de transpiración.

Por otra parte, los niños no producen transpiración tan rápidamente como el cuerpo lo necesitaría. En consecuencia, no tiene lugar el efecto refrescante de la transpiración y el resultado es la deshidratación.

Debido a que los niños demoran más tiempo que los adultos en adaptarse a los cambios de temperatura, resultan más susceptible a sufrir calambres por este motivo.

Para evitar los calambres derivados de los golpes de calor, lo más recomendable es que nuestros hijos no realicen actividad física durante las horas más calurosas del día. Sin embargo, esto no siempre es posible, ya que tal vez su sesión de entrenamiento físico o incluso un partido tengan lugar precisamente durante dichas horas.

En tales casos, vestirlos con ropa ligera y clara, y tener siempre a mano una bebida isotónica para darles de beber de manera preventiva, nos será de gran ayuda a la hora de evitar los calambres por calor y otras emergencias derivadas de las altas temperaturas y que son mucho más graves que la subida de la bola del gemelo.

                Sobreesfuerzo

Exigirle de más a los músculos puede provocar fatiga muscular. Es decir, después de una jornada o de una semana de entrenamiento intenso, es posible que tu hijo manifieste calambres en sus pantorrillas.

                Fármacos

Algunos medicamentos, especialmente los corticoides, los broncodilatadores y los diuréticos, pueden convertirse en la causa de que se suba la bola del gemelo.

                Patologías neuromusculoesqueléticas

Algunos niños que manifiestan calambres de forma frecuente, padecen trastornos tales como la enfermedad de la neurona motora, distonías o polineuropatías. Si los calambres le impiden a tu hijo entrenar de manera eficiente, te recomendamos que lo consultes con su pediatra.

                Enfermedades metabólicas

La presencia de gota, de problemas en la tiroides, de la enfermedad de Addison y de diabetes mellitus, entre otras enfermedades del metabolismo, podría ser la causa de los calambres recurrentes.

                Déficit de vitaminas

La escasez de las vitaminas del complejo B y de la vitamina D, podría estar manifestándose a través de los calambres.

                Causas hereditarias

Conviene investigar si en la familia del niño existen antecedentes del síndrome familiar de calambres musculares. Al igual que ocurre con muchos otros síndromes, los calambres también se heredan.

                Alimentación deficitaria

¿Tu hijo consume las cantidades recomendadas de pescado, frutas, frutos secos y verduras? Si es así, podría tener déficit de vitaminas y minerales fundamentales para que sus músculos funcionen correctamente y respondan cómo deben ante el entrenamiento de un futuro futbolista.

                Compresión de una raíz nerviosa

Es posible que el dolor ocasionado por la raíz nerviosa que es comprimida en cierta parte del cuerpo, se manifieste en otra parte del cuerpo, lo cual puede ocurrir en forma de calambre.

                No realizar el calentamiento o el estiramiento completo

A veces la falta de tiempo, el exceso de actividades y los atascos en el tráfico, pueden hacer que nuestro hijo llegue tarde a su entrenamiento físico o que deba irse antes de que termine la clase. Ambas situaciones pueden ser las causantes de sus calambres, ya que toda actividad física intensa requiere de un calentamiento previo y de un estiramiento al finalizar.

Y no hablamos de un simple trotecito y de tomarse la punta de los dedos de los pies, sino de un conjunto de ejercicios que solo un profesional del entrenamiento está en condiciones de marcar.  

Qué hacer cuando se sube la bola del gemelo

Lo primero que se debe hacer ante la aparición de un calambre, es cesar la actividad física que nos encontremos llevando a cabo. El siguiente paso es estirar la zona de manera pasiva. El estiramiento pasivo es el que se realiza al finalizar una sesión de ejercicios y su característica principal es la ausencia de rebotes, ya que esta dinámica representa un potencial riesgo de desgarramiento muscular si se realiza con el músculo en caliente.

El estiramiento en concreto que debemos hacer ante la subida de la bola del gemelo es el siguiente: ya sea sentados en el suelo o de pie, estiraremos la pierna del calambre y trataremos de llevar la punta de los dedos de los pies hacia nuestro cuerpo. Si es posible, tomaremos los dedos de los pies con la misma mano de la pierna aquejada por este terrible y doloroso espasmo.

El músculo del gemelo se estirará, la contracción desaparecerá y el dolor será historia.

Recomendaciones finales para prevenir los calambres musculares

Si no existe ningún problema de salud subyacente, bastará con una dieta rica en vitaminas y minerales, una hidratación adecuada, tener a mano bebidas isotónicas y realizar el calentamiento previo y los estiramientos posteriores, para mantener a tu hijo alejado de los calambres musculares.

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