Psicología

Aprender a perder – importancia y estrategias para lograrlo

Aprender a perder - Blog Escuela de Fútbol

Existen competencias de las más variadas naturalezas: de matemáticas, de ortografía, literarias, deportivas y laborales. ¿Y sabéis qué tienen todas ellas en común, además de que hay que prepararse durante meses para participar? Que de todas ellas saldrán ganadores y perdedores. Por lo tanto, aprender a perder es la habilidad que necesitamos desarrollar antes de participar en competencia alguna. De lo contario, lo que se supone que se transformaría en un evento para recordar, podría ser el principio del fin de la carrera deportiva de tus hijos, y de la gestión de la frustración para el resto de su vida.

Perder no es una derrota – es parte del proceso

A nadie le gusta perder. Esa es la realidad. Sin embargo, como padres tenemos la fabulosa misión de reencauzar los pensamientos de nuestros hijos para evitarles las frustraciones que el mal manejo emocional y un enfoque equivocado les traerán aparejadas. Los más grandes personajes del deporte y de la vida, tienen enseñanzas muy significativas para darnos en lo que a aprender a perder respecta:

«Nunca pierdo, o gano o aprendo» – Nelson Mandela

Este es un hermoso mensaje para transmitirles a nuestros hijos. Tanto en el deporte como en las demás áreas de la vida, perder no está dentro de las opciones de lo que puede sucedernos, porque cada vez que no ganamos, siempre hay algo para aprender. Aprendemos cómo hacerlo mejor la próxima vez.

Aprendemos que para que nuestro equipo gane, muchas veces necesitaremos renunciar al orgullo personal. Y también aprendemos que competir juntos es la mejor experiencia que podemos vivir.

«Prefiero perder con honor que ganar haciendo trampa» – Sófocles

La honestidad y la integridad son valores mucho más valiosos que un trofeo. Enséñales a tus hijos a obrar con transparencia, y ganar pasará a ser un valor secundario en sus vidas.

«Para aprender a triunfar, primero tienes que aprender a fallar» – Michael Jordan

¿Qué podría ser mejor que escuchar el valor de aprender a perder de boca de uno de los más grandes triunfadores del mundo del deporte?  Su recomendación es tan fresca como sabia: si quieres ganar, primero debes asumir que perder es parte del trato.               

¿Por qué nos cuesta tanto perder?

Para enseñarles a nuestros hijos las estrategias adecuadas que les permitan aceptar la pérdida como parte del proceso de aprendizaje, y no solamente en el fútbol, sino también en la vida, es necesario conocer de dónde proviene nuestra reticencia a perder.

Dentro de los procesos psicológicos de los cuales se encarga de llevar a cabo el cerebro, se encuentra el sistema de recompensa. Su función principal es la de liberar dopamina, el principal químico que nos proporciona placer, cuando realizamos una actividad relacionada a la supervivencia.

Esto significa que el sistema de recompensa es necesario en nosotros como respuesta adaptativa. Si este no existiera, no tendríamos motivación para aprender nuevas habilidades ni para incorporar conocimientos a nuestro haber. Sin embargo, este sistema tiene sus desventajas si no sabemos ponerle límites racionales. El inconveniente que hoy nos convoca es que se interpone en el reto de aprender a perder.

 

¿Qué factores obran en contra de aprender a perder?

Como padres, uno de los mayores desafíos con el que nos encontraremos, es enseñarles a nuestros hijos a aprender a perder. Entonces necesitaremos conocer cuáles son los factores que opondrán resistencia en el camino, los cuales son:

  • El factor genético
  • La crianza

El factor genético está conformado por el sistema de recompensa del cual hablamos anteriormente. Es decir que tendremos que brindarles a nuestros hijos las herramientas necesarias para que puedan racionalizar sus impulsos más primitivos, y así gestionar sus emociones. No vamos a negar que esto es todo un desafío, pero es posible.

El problema con el que nos vamos a topar, es que la reticencia a perder también tiene sus orígenes en la crianza. Por ende, significa que nos tocará revisar la forma en la que estamos educando a nuestros hijos. Esto se debe a que muchas veces a nuestros pequeños es cuesta muchísimo aprender a perder porque les hemos inculcado que deben ser los mejores, que deben obtener las más altas calificaciones y que tienen que ser tan excelentes como tal o cual amigo o familiar.

Un sistema de crianza como este, se basa en la comparación y en la exigencia, las cuales no sirven para ninguna otra cosa que para ejercer presión y generar frustración en nuestros hijos cuando no obtienen los resultados que les exigimos.

Por consiguiente, cuando trabajemos con ellos las estrategias para que puedan aprender a perder, nos daremos cuenta de que tal vez necesitemos dar algún que otro paso atrás en el mensaje que hasta ahora, con la mejor intención del mundo, les hemos estado transmitiendo a quienes más amamos.

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Estrategias para aprender a perder

Ha llegado la hora de sentarte a conversar con tus hijos con el fin de prepararlos para lo que les ocurrirá con mayor frecuencia que ganar: perder. Analiza estas estrategias con detenimiento, para así poder transmitírselas desde tu convicción:

Cambia tu concepción de lo que es perder

Muchas veces, sin darnos cuenta les transmitimos a nuestros hijos que la meta de la competencia es ganar, y que perder es lo peor que podría ocurrirles. Sin embargo, ahora que te has comprometido con lograr que tu hijo pueda aprender a perder, es necesario que tú reformules la idea que traes contigo acerca de lo que significa perder.

Si comprendes que perder es no volver a recuperar  nunca más a un determinado bien o, mucho peor aún, no tener la posibilidad de volver a ver a un ser querido, podrás transmitirle a tus hijos con total naturalidad que no ganar un partido o una competición trae consigo sus propias ventajas. En el camino habrán adquirido nuevas habilidades, se habrán perfeccionado en las que ya tenían y habrán compartido hermosos momentos con su equipo y con su entrenador.

Y de eso hablamos cuando nos referimos a ganar.

Dejar ir

Necesitamos tan solo un gol para perder un partido. Es decir, perder solo nos lleva una fracción de segundo. Por ende, no hay razón para que el malestar de no haber ganado se quede con nosotros por el resto del día. Trabaja con tus hijos el soltar y el dejar ir las emociones negativas. De esta forma, quedarán listos mucho antes para recibir las cosas buenas que se avecinan.

Elevar la autoestima

Durante la infancia, la autoestima depende en gran medida de cómo nos traten nuestros padres. Y lo más difícil de amar a nuestros hijos y de valorarlos, es que ellos lo perciban de ese modo.

Si a partir de ahora le das mucho mayor énfasis a los pequeños logros, e incluso a los intentos infructíferos, de tus hijos, al tiempo que minimizas los fracasos, lo estarás ayudando a construir una autoestima sólida e inquebrantable.

Gracias a tu gestión, tu hijo tendrá la herramienta más efectiva para no dejarse amedrentar por la crítica: la seguridad en sí mismo.

Virar el foco de atención para aprender a perder

La angustia es el resultado de un enfoque incorrecto. Cuando nuestra atención no se despega de la parte negativa de haber perdido el partido, comienza el proceso de la rumiación. Es entonces que se desencadenan los pensamientos negativos, el culparnos por haber resultado incapaces de obtener un buen resultado y el preguntarnos contantemente qué podríamos haber hecho para ganar.

Nada de esto mejorará cómo nos sentimos.

En cambio, si guías a tu hijo para que se enfoque en todos los eventos buenos que le trajo el haber competido, lo estarás ayudando a entrenarse para algo más que solamente jugar al fútbol. La vida está repleta de altibajos. Lo más habitual es perder, ya que el éxito es el resultado de un sinfín de intentos.

Si tomamos en cuenta que detrás de cada intento hubo incontables instancias de esfuerzo, noches sin dormir, puertas que se cerraron  (muchas de ellas en nuestra propia cara) y decenas de «gracias por participar, hemos decidido no seguir adelante con tu candidatura», entonces habremos comprendido que perder es una forma menos visible de ganar.

¿Por qué es necesario aprender a perder?

Aprender a perder es una habilidad que tus hijos necesitan desarrollar por múltiples razones:

  • Gestionarán sus emociones con eficiencia
  • Reducirán su nivel de enojo y de rabia
  • La frustración se irá desvaneciendo
  • Desarrollarán la empatía
  • Tendrán más probabilidades de desarrollar el don de gentes: la habilidad blanda que será clave en el mundo que se viene
  • Incrementarán su autoconfianza
  • Podrán lidiar de manera eficaz con la decepción
  • Entenderán que el mundo no gira en torno a ellos
  • Aceptarán que en la vida las cosas no siempre resultan como queremos

Frustrarse como consecuencia de perder, deriva en estrés. Descubre las técnicas para gestionar el estrés.

Brindarles a tus hijos las herramientas y estrategias para que aprendan a ser mejores ciudadanos y, por sobre todas las cosas, mejores personas.

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